Trabaja elaborando los postres de [El Bulli], el restaurante que comparteFerrán Adrià con su colega Juli Soler, dejando siempre un último buen saborde boca después de las exquisiteces que se sirven en este local situado enla Cala Montjoi de Roses. Procura no olvidarse de lo tradicional, aunque sorprenda con formas imposibles y sabores muy particulares, y se decanta por la repostería árabe si tiene que elegir entre todas las del mundo (además de considerarla como la más cercana a la española).
Es goloso de nacimiento, pero ha aprendido a controlar su apetito ante los dulces, un sacrificio por el que tiene que pasar para mantener su criterio objetivo con los postres que prepara. Un 'cocinero del azúcar' que con sus cremas, espumas gratinadas o crocantis líquidos, entre otros platos, ha conseguido dejar de ser 'el hermano pequeño' para convertirse en 'el gran repostero'.